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Solo sé exteriorizar la felicidad,

el resto de emociones están en una carpeta encriptada 

que cambia de contraseña 

cada vez que agoto los los tres intentos posibles de autenticación.

Para la tristeza solo tengo permisos de lectura y escritura.

Los lunes por la mañana

juego al ajedrez con el disco duro que habito,

nunca gano

siempre que le pongo en jaque 

me amenaza con compartir el material sensible que almacena sobre mi

con mis con mis antiguos contactos del messenger.

A veces me miro en la pantalla bloqueada de mi móvil

y no me reconozco.

El hardware de mi cerebro intentó abrirse un blog para subir sus poemas,

pero mi software ya estaba  usando el nombre de usuario deseado

así que desechó la idea.

La vida es una pagina web dinámica falta de amor.

Quiéreme como a tu primer Tamagotchi,

quiéreme como a esas fotos viejas de tu infancia en las que todos erais felices, 

quiéreme aun que me esté haciendo mayor como los niños de Stranger Things.

Llévame al muelle de tu puerto USB-C 

y bésame mientras tu disipador enfría tu CPU.